jueves, 1 de noviembre de 2012

La marihuana y legalización

La reflexión siempre enriquece. Cuando se tienen hechos y elementos tangibles. Aunque sean proyecciones de estudiosos. El análisis de Alejandro Hope, director de Seguridad del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), da señales desde el mundo estadístico-escritorio, que no tiene nada que ver, con reporteros que han visto evolucionar los cárteles de la droga del país. ¿Por qué decir, tal sandez? De 1990 a la fecha, reporteros viejos, como su servidor, hemos visto el tránsito de los cárteles de la droga de cualquier denominación y grandes familias dedicadas a esos menesteres, que incluso llevaron con ello riqueza a entidades federativas junto con las presuntas autoridades a realizar, algo que hasta ahora no se reconoce. Antes de esa época, las familias eran 100% mariguaneras o traficantes de fayuca y brincaron luego al tráfico de cocaína. Para ellos, su país es bendita tierra geográfica, dado que crearon corredores “seguros’’ e hicieron con el sudor de su frente la compra de autoridades mexicanas y Estados Unidos. Aunque los gringos lo nieguen, son igual de corruptos por unas supuestas leyes morales “sajonas y españolas’’, heredadas a las dos naciones, pero totalmente morales, cuando se trata de cuestiones económicas. No se acepta el engaño. Pero tampoco lo castigan. La corrupción no es un síndrome cultural exclusivo de México. Y tampoco se puede negar el nivel de inteligencia de los malandros mexicanos, o ¿qué? sólo los estadounidenses son capaces de distinguir entre el “bien y el mal’’. Como diría Michael Carleone: “son solo negocios’’. Es precisamente que el dinero impera en ello. Los cárteles mexicanos, compartían rutas con los colombianos en la década de los 70’s. Luego se apropiaron de ellas y después, no pidieron dinero para llegar a la nariz, venas y boca de los 30 millones de adictos que existen en Estados Unidos. Hoy los “establecimientos’’ comerciales de los grupos mexicanos, son de ellos. Por eso rentan a sudamericanos de Colombia, Perú, Bolivia y Venezuela. Para que los cargamentos lleguen a buen puerto vía marítima, terrestre o aérea y sean y digan fue “coronado’’ según las frases del Cono Sur. Los cárteles mexicanos, como es el barrio bravo de Tepito en la Ciudad de México, siempre se adaptan a cualquier cambio, incluso la globalización, tanto que cambiaron la marihuana por drogas sintéticas que los estadounidenses devoran. El estudio de Alejandro Hope, es una parte del problema, pero tiene razón en el aspecto político, que luego de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 6 de noviembre el panorama va a cambiar para bien o para mal en este tema. Dice el reporte del IMCO, que las elecciones avivarán el debate sobre la legalización de la posesión, producción, distribución y comercialización de la marihuana, debido a que en los estados de Washington, Colorado y Oregón, se pondrá a consideración de los votantes, la posible legalización. El análisis del director de Seguridad del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), arroja que habrá afectación a futuro de los cárteles de Sinaloa, con influencia del Triángulo Dorado y perderán el 50% de ingresos por ser el principal “exportador’’ del estupefaciente, así como los Caballeros Templarios y el resto sufrirá, baja en recursos entre “moderada a baja’’. Bien por su percepción, la realidad es otra. Si algo ha tenido las organizaciones criminales de México, es su poder de adaptación. En lo que sí tiene razón, es que se van a polarizar las posturas de los nuevos gobernantes de México, con Enrique Peña Nieto y si es reelecto Barack Obama. El estudio: “Sí los Vecinos Legalizan…’’, sostiene que hay altas probabilidades que esto ocurra, debido a que encuestas preliminares sobre la legalización, arrojan que en Washington, el 54% está a favor y el 36% en contra, en Colorado es 48% por el “sí’’ y 43% por “no’’, en tanto en Oregón es 37% por el “sí’’ y 41% por “no’’. Tiempo al tiempo. Como decía Renato Leduc. CONTRADICCIÓN DE TESIS Porque Enrique Peña Nieto, presidente electo, tiene que afrontar los desacuerdos de una Reforma Laboral, de quien ya se va. Eso es de razonamiento común. Sobre todo cuando agremiados de esos sindicatos lo ayudaron a llegar, para recuperar la silla de Los Pinos. Es reflexión y sentido comun, nada más. RUBÉN TORRES rtorres@eleconomista.com

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