martes, 3 de agosto de 2010

¿Quién ambicionará las rutas de Nacho?


Jalisco, Nayarit, Colima y Durango están en calma. Pero cuánto durará esa tranquilidad que emanó en suplica en voz del ministro-presidente de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia al plantear: “México anhela vivir en paz’’. Nunca refirió a que iba destinado ese llamado.
Si lo dijo, porque según los augurios del presidente Felipe Calderón y agoreros plantean que vendrán tiempos más difíciles, que abrirá más frentes nuevos de cuacos “apocalípticos’’ o se enteró el Ministro que las entidades que mantenía controladas Ignacio Nacho Coronel Villarreal, capo del cártel del Pacífico muerto la semana pasada prevé más calamidades. No se sabe.
Quiénes lo investigaron y según un documento de la agencia antidrogas Drugs Enforcement Agency (DEA), Nacho Coronel no aspiraba a comandar ninguna organización, sino estaba conforme con lo que se tenía y cómo estaba operando con sus socios Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada García y Juan José Esparragoza Moreno El Azul.
La caída 24 horas después de su sobrino Mario Carrasco Coronel El Gallo, responsable de recibir los cargamentos de efedrina para fabricar drogas de diseño o duras de ICE, Crystal o Mentanfetaminas a manos también del Ejército mexicano, abrió varios frentes y dejó huecos, que habrán de llenarse.
La Familia Michoacana y Ciudad Juárez, que están incrementando su presencia en la fabricación y tráfico de esas drogas sintéticas, con quien pactó el extinto Nacho Coronel, no tenían problemas, porque existía “mercado para todos’’ y además era menos oneroso o riesgoso que el trasiego de cocaína desde Colombia, Perú o Bolivia.
Ante la guerra declarada entre el cártel del Pacífico –al que pertenecía Nacho Coronel- a Los Zetas-Beltrán Leyva, Golfo-Beltrán Leyva, Ciudad Juárez y su histórico rival el cártel de Tijuana, se observa difícil el panorama a futuro. Porque hay otros que están pujando por el mercado y esos son el cártel del Milenio de la familia Valencia.
Grupo que estaba por romper con Nacho Coronel, ante la captura de Óscar Orlando Nava Valencia El Lobo, ocurrida en noviembre del 2009 y atribuida a una delación de la gente del ahora excapo caído. Que provocó la muerte de su hijo Alejandro Coronel, ocurrida en Bahía de Banderas, entre Jalisco y Nayarit.

CONTRADICCIÓN DE TESIS

El problema ahora de las secciones de inteligencia de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y Marina Armada de México (Semar) estarán trabajando al 100% porque la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) a cargo de Genaro García Luna apenas cuenta con alfileres o pisa-papeles para colocar datos frente a las computadoras de su “ policía científica ’’.
¿O alguien recuerda la captura de un capo de capos detenido o muerto por ellos?
Sólo se observó la oportunidad el pasado viernes de García Luna de posar ante los medios de comunicación para presumir un “operativo’’ de rescate de dos camarógrafos de Televisa y Milenio-Televisión en Durango, a donde llegaron cuando no había ningún sicario que enfrentar.
Pero bienvenida la libertad de todos aquellos que fueron privadas de su libertad cuando realizaban su trabajo profesional, entre ellos, un exalumno, que afortunadamente se logró reunir con su familia. Ahí sí aplausos. El resto es historia de los medios a quienes ofrecen su trabajo.
Esperemos que el buen deseo de quien preside el máximo Tribunal de Justicia del país no sea sólo un sentimiento, sino una “cábala’’ y la mala suerte que persigue a todos los mexicanos, principalmente a las víctimas “colaterales’’ a manos de la “ridícula minoría’’ no se incremente.
Y que las ambiciones de los que se dedican a ese negocio nos lleven a desbordar ríos de sangre que ya no encuentran salida, ni vados o remansos, sino todo lo contrario, que calme las ansias de quienes buscan por dónde sea desbordar el líquido sanguinolento.

Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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