¿Cómo castigar el mal uso de Redes Sociales?

Jesús Rodríguez Almeida, responsable de procurar justicia en el Distrito Federal, adelantó que están por encontrar a los malosos de Redes Sociales, que generaron psicosis y pánico el miércoles y jueves pasado en población capitalina y Estado de México, tras difundir que llegaría la violencia a comercios, domicilios, oficinas y escuelas, entre otros, a manos de “Antorchistas y grupos del crimen organizado’’.
¡Qué irresponsabilidad!
Algunos medios subieron la información, sin verificar e incluso algunos directivos editoriales insistían que eso era cierto, daban más credibilidad a los “informes sociales’’ que a sus propios reporteros.
¿Qué infamia, no?
Afortunadamente hay Jefes y reporteros serios, que verificaron y llevaron los datos duros de la desinformación, porque hicieron recorridos. Hoy precisamente el periodismo en su mayoría se realiza con apoyo de “San Google’’, “Twitter’’ y “Face Bock’’.
Qué bueno, que aún existen reporteros de libreta, lápiz y grabadora, que van al lugar de los hechos y pueden enfrentar a esos “modernistas’’ de la desinformación.
Vamos al punto.
El abogado de los capitalinos, comentó que “ya tenemos detectados algunos puntos de donde surgieron estos rumores, sin embargo, todavía hace falta revisar con las empresas que suministran estos servicios los orígenes de estos eventos’’.
Según el titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), la Policía Cibernética de su institución, realizo un buen trabajo, para identificar a responsables de chismes, rumores y desinformación, subida a Internet y sitios sociales el miércoles y jueves pasados a consecuencia de los enfrentamientos del municipio mexiquense de Chicoloapan.
El cual dejó saldo de 40 lesionados, dos muertos y cinco detenidos en el Estado de México y otros cinco más, capturados en la zona oriente de la capital del país, que a viva voz gritaban mensajes amenazadores en colonias de Iztacalco e Iztapalapa. Fueron presentados ante la PGJDF y después liberados, acusados de “desobediencia de particulares’’, delito no grave.
Así fue que los que esparcieron el jueves “rumores de violencia’’: Juan Ramón Sánchez Torrijos, José Luis Peña Navarro, David Guerrero Padilla, Eugenia Mayné Osorio López y Francisco Romano Nava, están en sus domicilios, porque el Código Penal, no rebasa de castigo dos años, lo que significa, que no hay sanción ejemplar.
Caso contrario a la de Francisco Hernández “El Tuntun’’, Alejandro Pérez Mercado, Patricio Montalvo Alvarado, Héctor Uriel Morenos Portillo y Roberto Vázquez López, identificados por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), como responsables de encabezar los hechos violentos en Chicoloapan el miércoles y consignados al penal de Almoloya.
Siendo sujetos a la causa penal 575/2012, en el Juzgado de Control del Distrito de Toluca, donde tendrán que echar por tierra que ellos armados con palos, cadenas, piedras y armas de fuego, participaron en el enfrentamiento entre la “Unión de Mototaxistas, Bicitaxis y Transporte de Chicoloapan’’ contra “Antorcha Popular’’, con las fatales consecuencias.
Estos sí que pagarán sus delitos, mientras que los cinco capitalinos, enfrentaran sus cargos libres.
¿Entonces qué pasara con los cibernautas que se sumaron, aumentaron y sembraron el temor?
¡Pues nada. No hay legislación en su contra!
¿Si se les acusará de lo mismo? ¡Igual saldrán libres!
¿Entonces qué pasa. Que la impunidad se encuentra en todos lados, pese a que muchos de ellos utilizan el anonimato para seguir insultando a personas reporteros o no, pero contra los que sí usan sus nombres y apellidos, pero no para difamar?
CONTRADICCIÓN DE TESIS
Si es usted amante de la apoteosis poética, échenle una leída al discurso de la única abogada de la nación que ha tenido el país, desde hace más de 100 años, Marisela Morales Ibáñez. Esta chido como dicen los jóvenes. Lo hizo en Oaxaca, donde fue a “botar’’, ojo no “votar’’, un buque orgullosamente mexicano, hecho por los constructores de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR). Solo para que se deleiten.


Rubén Torres
rtorre@eleconomista.com