lunes, 17 de septiembre de 2012

¡Sentido común. Claro!

Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, estima que la lucha contra los cárteles de la droga mexicanos, sólo requiere sentido común. Y que la cooperación y colaboración del nuevo gobierno que inicia a partir del 1 de diciembre próximo, encabezado por el priísta Enrique Peña Nieto, deberá continuar. La reflexión de la gringa no es desacertado, pero si fuera de lugar. Así debe de ser, aunado con el sentido común de ellos, no solo ofrecer recursos, entrenar personal y dotar tecnología, aunque sea usada para indagar masacres, estallido de bombazos y caos con bloqueos, de tipo y forma cuasi terroristas. Aunque surgieron voces de todo tipo, de asociaciones civiles, no gubernamentales y luchadores sociales que incluso fueron candidatos a algún cargo en las últimas elecciones, que reciben, claro, recursos federales aunque se oculte y el IFAI, no conozca, recomiendan al presidente electo, hoy de gira por Centro y Sudamérica, continúe la lucha contra los cárteles, es bienvenido, pero no necesario. O se percibe que Peña Nieto, no tiene sentido común, para ver la problemática que su entidad mexiquense cuando la gobernó, contaba con inseguridad que era cosas seria. Entonces el resto son falacias. Él lo sabe o algunos de sus asesores por lo consideran un gobernante de “papel’’. Lo que ahora se pretende, como una continuidad en la política anticrimen de un problema binacional, auspiciado por los millones de estadounidenses afectos a las drogas y armeros que producen las máquinas de asesinar, ahí están sus casos, no los nuestros, pretende que el presidente Barack Obama, quien busca la reelección, sea una realidad, aunque hay conexión. Empero, hay que recordar que gobiernos surgidos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), las relaciones binacionales, no han sido muy satisfactorias, independientemente de quien ejerza el poder en el vecino país, sean Republicanos o Demócratas. Los mexicanos, aún no olvidamos los siniestros tiempos de la “certificación’’ y la negativa de siempre, que los agentes de la Drugs Enforcement Administration (DEA), Federal Bureau Investigation (FBI) y otras, no anden armados en territorio nacional, aunque lo hacen y controlar el número de ellos. Con los gobiernos de Vicente Fox y el saliente de Felipe Calderón, no se respeto mucho esa condición, aunque no se ha probado, pero ahí están las consecuencias. Recuerdan el incidente del excapo del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, con unos agentes estadounidenses, que casi los mata, por andar “fisgoneando’’ su actividad criminal. O la ejecución de tres funcionarios del Consulado estadounidense en Ciudad Juárez, Chihuahua. Más el atentado contra dos funcionarios del US Immigration and Customs Enforcement (ICE), en marzo del 2011 y el último con dos funcionarios dicen los gringos, que más bien eran, mercenarios y exmarines de su país en agosto pasado, que de haber muerto hubieran recordado tiempos turbios en las relaciones binacionales. Eso no se debe echar en saco roto. Porque México, no requiere reedición de la muerte de Enrique “El Kiky’’ Camarena Salazar, que desencadenó imputaciones y desaguisados entre los gobiernos de México y Estados Unidos, al existir agentes “encubiertos’’, convertidos en delincuentes para después informar, mal y de malas a los suyos. Actos comprobados, perpetrados por grupos del crimen organizado, con armas vendidas por ellos, cuando lo poco que queda de instituciones mexicanas comprometidas, dan cuenta la “reciprocidad y sentido común’’, pero dotan una fuerza superior de fuego a los enemigos de las instituciones aztecas. Así que mejor, doña Janet Napolitano, que le indique a Barack Obama, que no basta con “dulces o truco’’ para los mexicanos, sino de acciones conjuntas, sin enviar entrometidos que les pasen informes y sean muertos, para luego acusar a un nuevo gobierno que llega, no solo para continuar un esfuerzo de “sentido común’’, sino de cooperación bilateral sin cortapisas. CONTRADICCIÓN DE TESIS Si la violencia sigue en Municipios y Estados del país, no alcanzará el número de fuerzas castrenses de Marina y Ejército, que puedan, mientras policías municipales y estatales, no hagan su tarea y sean sometidos a despido pero procesados o a la calle con la mención de que si los “agarran torcidos’’, frase célebre de los mañosos, irán a la cárcel. Rubén Torres. rtorres@eleconomista.com

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