lunes, 16 de abril de 2012

La desgracia supera promesas de ayer y hoy



Mientras los candidatos a la presidencia de la República: Josefina Vázquez Mota “La Jefa’’, Enrique Peña Nieto “El Astroboy’’ y Andrés Manuel López Obrador “El Amoroso’’, siguen con su guerra sucia, las historias de desgracia por la inseguridad que priva en todo el país, siguen siendo escalofriantes.
En ello, los egos y el “yoyismo’’ de los candidatos presidenciales, vamos a nombrar por equidad que obliga el Instituto Federal Electoral (IFE) a Gabriel Quadri, que sobre la inseguridad, prometen cambios, crear otras instituciones, pero no dicen para qué, las últimas, secretarías de la Función Pública (SFP) y Seguridad Pública Federal (SSPF), sirven para nada.
A qué vamos. Al asesinato del empresario Eligio Ibarra Amador, quien en septiembre del 2011, denunció fue secuestrado y extorsionado por 10 policías federales, esos que tanto se habla, hacen series de televisión y promulgan que son el futuro de México, que debe ligarse, sin duda, al condenable hecho ocurrido el viernes pasado en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entidad, que es la más grande del país, así como la inseguridad que la tiene catalogada como la más peligrosa del mundo, como sostienen estudios internacionales y nacionales.
Resulta que Don Eligio, apareció muerto en su domicilio a causa de heridas provocadas con arma blanca, pero lo más detestable, fue rociado con gasolina y se le prendió fuego, para eliminar cualquier evidencia.
El empresario fue muerto el viernes y 72 horas después se conoció su identidad. Las autoridades ministeriales y preventivas de Chihuahua, desconocen todo, aunque ya se le hace la autopsia.
Lo paradójico de esto, es que Eligio Ibarra Amador, acudiría este martes 17 de abril a declarar ante el Juzgado contra los 10 tipejos delincuentes vestidos de “policías federales’’ y ampliar su testimonio a las bajezas, que fue sometido por los exservidores públicos, quienes le pedían 5,000 dólares para no sembrarle “droga’’.
La valentía del empresario, quedó plasmada en el pliego de consignación del Juzgado Quinto de Distrito en aquella entidad, a cargo del impartidor de justicia Carlos Miguel García Treviño, quien decretó la forma prisión a los poli-pillos, mismos que fueron sorprendidos por policías “buenos’’ cuando iban a cobrar la extorsión a Ibarra Amador.
Pese a eso, ni la autoridad municipal, estatal o federal, ofreció protección, aun que estaba probada que tan malos son los “policías corruptos’’ como los “mañosos’’, se fue un rato a El Paso, Texas, Estados Unidos, pero iba a cumplir con su obligación ciudadana, que tanto demandan las autoridades de “la cultura de la denuncia’’.
No es el único caso, son cientos de ellos similares. ¡Y luego exhortan! Esas inútiles autoridades a tener valor cívico de denunciar y ampliar declaración contra delincuentes.
No pensamos mal, pero les damos los nombres de esos “honrados’’ policías que los agarraron con las manos en la masa, tras extorsionar a Don Eligio Ibarra, para que luego no les digan que no tenemos memoria y sin duda, la defensa de esos tiras, alegarán que “no hay denunciante’’ y pedirán la libertad de:
Isaac Moreno Hernández, Nicasio García, Santiago Reyes Flores, José Juan Fuentes Rodríguez, Ángel Miguel Cruz, Marcelo Xolo Ramírez, Raúl Carrillo Pérez, Agustín Tapia Félix, Alejandro Morales López y Olegario Hernández Ramos.

CONTRADICCIÓN DE TESIS

Sin miedo alguno, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) respondió a la recomendación 3/2012 de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), de que seguirá presentando delincuentes en flagrancia o alto impacto ante los medios, relacionados a delitos perpetrados contra víctimas defeñas.
Porque esa es su labor.
Ayer se dio a conocer el protocolo y no salió tan ñoña como la Procuraduría General de la República (PGR) y otras instituciones, que exhiben su inutilidad en que pueden violar la veda electoral “al promocionar logros’’.
Qué argumento. Tienen que recurrir a la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), quien cuenta con mejores abogados que esos “chillones’’. Incluso de los que dicen están para procurar justicia o albergan secuestradores y extorsionadores como el caso de Don Eligio.


Rubén Torres
rtores@eleconomista.com

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