No solo en Colombia, hay Naranjos

En México, se dan generales bragados, curtidos y entrones, que pueden acosar al mejor gallo del narcotráfico azteca en todo terreno, que tanto temen los gringos, pero no cuentan con herramientas legales para eludir cargos, en caso de cambio del estado de ánimo de los animales políticos y sean acusados, de violar derechos humanos.
En el sexenio de Vicente Fox, luego del berrinche poselectoral de Andrés Manuel López Obrador, cuando no era “amoroso’’ y envió a las instituciones al diablo, en la toma de Paseo de la Reforma y Felipe Calderón, era el presidente-electo, el saliente mandatario, ordenó al general-secretario, Gerardo Clemente Ricardo Vega García: “desaloje ese plantón’’.
Como todo hombre de armas, el entonces secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), Vega García, le espetó con todo respeto al Jefe Máximo de las Fuerzas Armadas: “quiere que lo haga, lo haremos, pero démelo por escrito’’, para que la institución no sea acusada de represora y no sean perseguidos mandos y tropas, dado que “cumplieron órdenes’’. Ya contado aquí por los que saben.
Esto, porque el presidente de las “botas’’, había firmado Tratados Internacionales para la “foto’’ y de la forma más alegre, pero no leyó, la letra chiquita, que arrastró a cumplir al actual gobierno saliente de Felipe Calderón, que mejor fue precavido y no ser juzgado de intolerante, aunque grita y recrimina, mejor dejo todo ahí.
En el foxismo, ocurrió algo interesante, cuando el general-secretario, Gerardo Clemente Ricardo, salió en un evento público cubierto por los medios y dio un discurso, que iba con toda la intención “política’’, que los hombres de las armas, no manejan, aunque saben. El discurso fue por lo más interesante.
En agosto del 2006, a cuatro meses de las fiestas Patrias, cuando se realizaría el desfile Militar, Vega García enfatizó: “las fuerzas armadas, recorrerán las calles tradicionales del Distrito Federal, donde se encuentran los nombres de aquellos que nos dieron Patria e Historia, desde la fundación a la Independencia…’’.
No hubo más. La toma, plantón o bloqueo de Paseo de la Reforma, concluyó por arte de magia. Lo había anunciado el principal militar responsable, siempre leal a las Instituciones y al Ejecutivo Federal.
El tema es, que el general, Óscar Naranjo, alguien con quien esto escribe, tuvo la oportunidad de platicar hace unos meses en Cancún, Quintana Roo, durante una reunión de Fiscales y Procuradores de América Latina y El Caribe, que presidió doña Marisela Morales Ibáñez. Sin presumir hay foto, de esas que un reportero atesora.
¡Hay testigos de ello! Incluso, de forma personal le dije: “venga a vivir en México, donde será querido’’.
¡Vaya sorpresa!
Cuando surgió la noticia, que sería el principal asesor del candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), de Peña Nieto, para combatir a malandros mexicanos, me quedó el ojo cuadrado.
Hoy es una realidad.
Textual, ponemos lo que dijo el general Naranjo: “Yo no hubiera dado este paso, si tuviera la menor duda’’, que el presidente electo, Enrique Peña Nieto, combatirá sin tregua, ni pausa, a los cárteles der la droga.
Lo único en que sí estaremos vigilantes, es que no forje una banda de grupos ilegales con apoyo e intervención de Estados Unidos, violentando la soberanía nacional azteca, como lo aprobó en su país, con “Los Pepe´s’’ contra Pablo Escobar Gaviria.
Y además, tendrá dos chambas, porque aquí, ofrecerá sus servicios al Presidente entrante, pero es asesor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para difundir en América Latina y El Caribe, las mejores prácticas ciudadanas para combatir la violencia.
¡Me encantaría tener dos chambas! ¡Pero lo mejor, cobrar doble! A donde me lleven a vivir, pues.
CONTRADICCIÓN DE TESIS
El hecho que tres generales, dos retirados y un teniente coronel, estén sujetos a un arraigo y de que otros, que incluso, llegaron a ser gobernadores en diversos Estados desde el Porfiriato a la fecha, no significa, que no existen desde el generalato hacia abajo los que están metidos con la “maña’’, pero eso no es motivo, para descalificar a las fuerzas armadas nacionales.


Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com