viernes, 5 de noviembre de 2010

El exzar antidrogas azteca sigue en el olvido



Tal vez porque nunca se afilió a ningún partido o expresó sus preferencias aunque las tuviera, al servir primero como Ministerio Público y Subprocurador antidrogas al priísmo y panismo por igual, tenía como encargo desde los Pinos, hacer entender a los gobiernos de los Estados las bondades de la Reforma Penal instrumentada por Felipe Calderón.
El era José Luis Santiago Vasconcelos, ese hombre de baja estatura, un poco obeso, de ojos vivaces, análisis e intuición de la criminalidad a flor de piel y experto en identificar los recónditos sitios donde se enquistaba la corrupción, operación de los Cárteles de la droga mexicanos y sus nexos con los de Bolivia, Perú y Colombia.
Falleció en el avionazo de la ciudad de México el 4 de octubre del 2008, junto con el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, a quien sí recordaron.
De él: “maestro’’’ como lo llamaban las Fuerzas Armadas mexicanas, las agencias antinarcóticos estadounidenses como ICE, DEA, ATF, INTERPOL e incluso fuerzas armadas de Estados Unidos, ya nadie se acuerda.
Fue el hombre que desnudó la traición de un grupo de soldados de elite a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que pasaron a formar parte del círculo de seguridad del entonces capo del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén “El Mata Amigos’’.
Grupo creado por Arturo Guzmán Decena “El Z-1’’; Jesús Enrique Rejón Águila “El Z-2’’, ambos muertos y el aún vivo Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca’’ o “El Z-3’’, que regala dinero para construir templos católicos en su natal Hidalgo.
También fue “El Vasco’’ como le decían sus amigos de la prensa, quien desde la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) se atrevió a extraditar a Estados Unidos a jefes de sicarios del cuño más sangriento, que hizo perder fuerza a los cárteles de Ciudad Juárez, Tijuana, Sinaloa y del Golfo.
Develó la infiltración en la Secretaría de Seguridad Pública (SSPF) de testaferros del crimen organizado y cárteles, que compraron conciencias de funcionarios públicos, así como en la SIEDO, PGR, corporaciones municipales y estatales.
Fue el primero en augurar un negro futuro para México si es que el “sicariato’’ asumía el control de las organizaciones. Eso fue en 2007, a tres años, eso está pasando, van más de 28,000 muertes, tan sólo antes que concluya el 2010 van más de 10,300.

CONTRADICCIÓN DE TESIS

Sin embargo, dicen las malas lenguas que de no haber muerto en ese fatal accidente, José Luis Santiago Vasconcelos hubiera ido a parar a “prisión’’, nada más porque su sucesor Noé Ramírez Mandujano con otros de sus colaboradores resultaron ser “corruptos’’ y se destapó, lo que el preveía y concluyó con la denominada “Operación Limpieza’’.
Limpia que al parecer las autoridades “emergentes’’, que están al frente de esas instituciones que él encabezó alguna vez, prefirieron levantar la alfombra y echar la suciedad debajo nada más.
A dos años de su muerte, ese hombre, que tuvo algunas ocurrencias, como cuando se le preguntó que el número de ejecutados iba muy alto, se aventó la puntada de responder que: “serán algunos que no podrán votar…’’ o que Joaquín “El Chapo’’ Guzmán era el “hombre más inteligente que conozco’’.
Pese a eso, murió apenas con lo que logró rescatar. Tenía deudas, le habían retirado las escoltas, pese a que los cárteles del Golfo y Sinaloa, ofrecían entre cuatro y cinco millones de dólares a quién acabara con su vida.
Lo que estuvo a punto de ocurrir. Si hubiera ido a prisión, como actúa la PGR y SSPF, no le hubieran probado nada, pero si ensuciarían su nombre.
La muerte repentina evitó un desaguisado mayor.
¡Que siga descansando en paz!

Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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