miércoles, 29 de diciembre de 2010

Más compromisos, pocas nueces, solo ruido.



México y Honduras crearán un Grupo de Alto Nivel para brindar seguridad a migrantes, en la que participarán la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Procuraduría General de la República (PGR) y la Cancillería hondureña. ¿Y los de otras nacionalidades no cuentan? O es solo para frenar otro escándalo diplomático como el ocurrido con el asesinato de 72 migrantes centro-sudamericanos en San Fernando, Tamaulipas.
En razón la pregunta es ¿para qué?
México, país de diagnósticos, diálogos y compromisos sigue igual. El caso es que no se trata de comprometer sólo a un país, que aún cuando sostiene Honduras emigran cada año 75,000 de sus conciudadanos para buscar el sueño americano ingresando por Chiapas y seguir rumbo al norte a la frontera México-Estados Unidos, caen en manos no solo de cárteles y mafias aztecas, sino internacionales.
El Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, presentó la tercera semana de diciembre del 2010 un trabajo titulado: “Trata de Personas: Situación Actual’’ difundido por El Economista, donde establece claramente que el “impacto de la trata de personas en México y a nivel internacional es difícil de determinar’’.
Porque “no existe información estadística consistente que permita conocer y diagnosticar el problema debido a la propia naturaleza del fenómeno’’ por lo que se echó mano a informes periodísticos, Organizaciones No Gubernamentales e Instituciones gubernamentales.
Pero según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de nuestro país, expone que cada año se registran “25,000 secuestros de migrantes’’. Pero ¿quién tiene los números exactos? ¿O cómo obtuvo la CNDH esa cuantificación? Eso no lo explican ni ella, ni nadie.
El reporte del CESOP, en su “Resumen Ejecutivo’’ plantea que en 2005 se estimó un número de 12.3 millones de personas obligadas a trabajos forzados. En Asia 9.4 millones y Latinoamérica 1.3 millones de personas.
Empero ese análisis podría estar desfasado, tomando en cuenta que se refiere a un estudio del 2005, cuando está por concluir el 2010 afortunadamente.
En ese informe del Centro de Estudios, se detalla un “mapa-ruta’’ de por dónde ingresan a México los ciudadanos procedentes de América Central y Cono Sur, y de otras nacionalidades europeas, chinas, asiáticos y hasta árabes, que llegan por los puertos y aeropuertos mexicanos, quienes también desean llegar a Estados Unidos.
Entonces para que tantos compromisos o “tanto brinco si el suelo está parejo’’.

CONTRADICCION DE TESIS

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), refiere también los 12.3 millones de personas obligadas a realizar trabajos contra su voluntad en cuatro vertientes: Trata con Fines de Explotación Laboral; Trata con fines de Explotación Sexual; Trata con Fines Sexuales y Laborales y Falsas Adopciones y Matrimonio Servil.
Actividades que dejan ganancias anuales por 15.5 billones de dólares (cálculo del 2005), compuesto en un 92.3% las víctimas por mujeres en promedio de 16 años y escolaridad de 8.9 años, que en México sería casi contar con la secundaria.
Datos de la comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA), sostienen que “Las víctimas de la trata en América Latina y el Caribe’’ del 2006, no las más actuales, padecen 50,000 mujeres, niñas y niños ese tipo de sometimiento en Estados Unidos.
En Colombia son 35,000 mujeres, en República Dominicana entre 50,000 a 70,000 mujeres, en Brasil 500,000 niñas, en Guatemala entre 1,000 a 1,500 bebes, niñas y niños y Costa Rica 2,000 niñas, de México no tienen estadísticas.
Sin embargo si existe una alerta de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), en el sentido que reportó que “el número de niños que cae en redes de explotación sexual, es por lo menos 100 al mes’’.
Mientras todo esto ocurre y pese a contar con diagnósticos de donde provienen los migrantes ilegales, el gobierno de México, con un Presidente de vacaciones, solo firma más acuerdos.
Lo bueno es que ya casi acaba el 2010.


Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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