martes, 4 de enero de 2011

A despolitizar la Suprema Corte



Lo expresamos en este espacio el pasado 6 de diciembre. No era augurio, sino una justicia natural, así ocurrió en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en su primer día hábil. Fue ungido como ministro-presidente Juan N. Silva Meza, a quien el presidente Felipe Calderón felicito, pero de inmediato el experimentado impartidor de justicia reviró.
Él que sabe todos los vericuetos de impartir justicia y las mañas que utilizan algunos del poder a los cuales de forma elegante durante su trayectoria ha mandado a freír espárragos o simplemente “recordado’’ a sus superiores que cualquier impartidor de justicia que se ufane de serlo debe asumir su responsabilidad bajo su conciencia y total independencia.
Apenas tomo el cargo y exhortó a los poderes Ejecutivo y Legislativo a que se nombre al nuevo ministro (a), que sustituya al desaparecido José de Jesús Gudiño Pelayo, quien falleció en sus vacaciones veraniegas de Europa durante el mes patrio pasado.
Fijo la postura. Que sea de carrera judicial y que el perfil “no es tema de origen ni de género’’ en clara alusión al presidente Felipe Calderón y la primera dama Margarita Zavala, quienes han metido la mano para que sea una mujer quien ocupe el cargo.
Toda su vida Juan Nepomuceno Silva Meza, la ha desarrollado en el Poder Judicial de la Federación, desde secretario, proyectista, juez de Distrito, Magistrado y Ministro, sitio que llegó cuando se conformó la nueva SCJN, tras las reformas de 1998, que también dieron paso a la conformación del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
De inmediato Silva Meza ofreció sus argumentos ante temas espinosos. Como ocurre cuando los impartidores de justicia echan por tierra trabajos de “inteligencia’’ de policías o la integración de las averiguaciones previas por parte del Agente del Ministerio Público Federal, léase: Procuraduría General de la República (PGR).
No tardo en ocultar su satisfacción por la independencia del Poder Judicial, al exponer que la PGR es parte del proceso. Eso se entiende, pero no encamina las decisiones del juzgador en beneficio o perjuicio de los “justiciables’’.
Sobre las críticas de algunos funcionarios de PGR en casos relevantes o no, respondió “no es inusual, es un juego al que estamos acostumbrados’’.
Y agregó “ganan, qué buen juez. Pierden qué mal juez’’. Sin embargo, fundamentó: “el juez es un hombre solo con su responsabilidad y no tiene que actuar más que conforme a la Constitución y las leyes, no puede estar presionado con que el asunto esté en los medios de comunicación’’.
Así destilando independencia asumió el cargo de ministro-presidente y formuló el llamado a los otros dos poderes de la Unión a nombrar el nuevo ministro (a): “definitivamente es urgente que cada uno de los Poderes, en la parte que le toca, estén prestos a cumplir con la integración del Pleno de la Corte, desde septiembre pasado ya son muchos meses’’. Recordó están sin un ministro.

CONTRADICCION DE TESIS

En la asunción de Silva Meza, se vio a un viejo conocido, Jorge Camargo. Un experimentado reportero que ya operó en varias áreas de comunicación social del Gobierno Federal y privadas, incluso fue director de Comunicación Social de la SCJN, durante el periodo como ministro-presidente de Genaro Góngora Pimentel, hoy ministro en retiro y “asesor’’ del rayito de esperanza, Andrés Manuel López Obrador, de quien es bien cuate.
Ese binomio provocó algo que fue fundamental. La apertura en la Corte, el acercamiento de los ministros, aunque algunos prefieren mantener silencio y hablar a “través de sus sentencias’’ como han sido formados.
¿Será que regresa Jorge Camargo?
¡En hora buena!

Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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