lunes, 24 de enero de 2011

Hillary Clinton, su guante blanco y fue ¡horrible!


De nuevo por México, la secretaria de estado de Estados Unidos, Hillary Clinton no paró en elogios al presidente Felipe Calderón y destacó la incomprensión de los medios por los “terribles titulares’’ que se vierten sobre la lucha contra el crimen organizado y los cárteles de la droga que encabeza.
¡Como si supiera mucho español!
Ofreció más dinero, unos 500 millones de dólares, 60 de ellos en equipo de inspección no intrusivo, para detectar armas y dinero.
Pero no se le escuchó una frase de qué está haciendo el gobierno estadounidense para frenar el ansia del consumo de drogas o el síndrome de abstinencia en su población y la venta de armas a las organizaciones criminales mexicanas, pero aún más, sobre las carretadas de divisas verdes que obtienen.
Hasta el momento y desde el 1 de diciembre del 2006 cuando Felipe Calderón arrancó la confrontación contra los cárteles, aunque sus lagunas le hayan provocado jaqueca y un profundo Alzheimer de que no les declaró la guerra, hasta el momento doña Hilaria Clinton no ha dicho esta boca es mía en los temas de los dineros que llegan a México.
Ni nada sobre su tan sonado eslogan de “sigue la ruta del dinero’’, porque ni ellos la siguen. Los recursos devastadores de los dólares que se pagan por las toneladas de marihuana y cocaína, que inhalan, se inyectan o aspiran sus asiduos consumidores son casi 10,000 millones de dólares.
Esa es la cifra cauta, otros como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las elevan por lo menos tres veces más, o sea, unos 40,000 millones de dólares.
¿Cómo es que ese cúmulo de capitales no pueda ser fiscalizado?
Y pidan a nuestro endeble o enclenque sistema financiero y sobre todo de investigación en México que sea el que fiscalice el camino del inmenso río de dólares que sale precisamente de su nación y llega a la nuestra, porque no han sido capaces de cerrar narices, fumar, inhalar o combinar con su sangre anglosajona.
Pero bueno, la diplomacia es eso. Una simulación de buenas intenciones y para ello, Hillary Clinton se pinta sola. Aunque mañana u otro día cuando ande por otras latitudes eche gasolina a la hoguera mexicana y se le olvide la “gran admiración’’ que tiene hacia nuestro presidente Calderón y nos dé una bofetada no con guante blanco, sino de clavos o estoperoles.

CONTRADICCIÓN DE TESIS

“Los narcos no van a entregarse sin una terrible lucha. Soy admiradora del presidente Felipe Calderón por la ofensiva que ha emprendido y sus resultados. Lo que él hace no puede ser universalmente popular, causa cosas terribles en los titulares (¿de los medios de comunicación, claro?), es algo difícil, engorroso’’.
Y fue más allá, al exponer que “cuando se ven las decapitaciones o estas barbaridades son para intimidar a la población’’, se refirió a la violencia que padecemos todos los mexicanos.
¡Vaya qué descubrimiento!
Mejor que pregunte a los familiares de los elementos del Ejército, Infantes de Marina, Policías Federales y sobre todo a los civiles que han tenido que pagar los platos rotos por los “daños colaterales’’ que sostiene su expresión: ¡Fue horrible! Como la del Monje Moco.
Eso sí sería una respuesta oportuna y clara. No enterarse por Wikileaks qué es lo que piensan de México sus gobernantes y de los mexicanos inmersos en la lucha para frenar la voraz demanda de sus conciudadanos por las drogas que consumen y cómo se refieren tanto sus diplomáticos como los “espías’’ desplegados en territorio mexicano.
¡Eso sí sería una admiración, no a un gobernante, sino a los que padecen los estragos de una lucha que no es suya!

Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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