martes, 7 de septiembre de 2010

Críticas o indignación, señor Presidente



El pasado 27 de agosto el presidente Felipe Calderón espetó: “nos empiezan a cansar cantaletas contra el Ejército’’. Fue en ese encuentro de los “Diálogos por…’’ en el Campo Marte, donde también echó de su ronco pecho aquella fábula del Rey que nadie pelo a una fiesta y salió a invitar a los que pasaban.
Pues bien, ahora las “cantaletas’’volverán a resonar quién sabe por cuánto tiempo. Sólo porque un grupo de soldados de la 7ª Zona militar disparó a mansalva contra un vehículo donde viajaba una familia compuesta de siete personas y no frenó para ser revisado en un retén colocado de la autopista Monterrey-Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Los soldados no conformes con abrir fuego subieron a sus unidades para perseguir hasta el libramiento Noreste y la carretera a Santa Rosa ubicados en el municipio de Escobedo, Nuevo León, al vehículo Malibu placas SGL 3781 en el que viajaba la familia.
El adolescente de 15 años, Alejandro Gabriel León Castellanos falleció por los impactos de bala castrense. Vicente León Ramírez padre del menor, fue trasladado a un con vida a un hospital, pero desgraciadamente falleció horas después.
Patricia Castellanos Corpus, Iliana León Castellanos, Guadalupe Rodríguez Hernández y dos menores de quienes no se reveló nombres siguen hospitalizados.
Su desgracia fue transitar luego de asistir a una fiesta, donde de seguro venían felices, pero que desapareció al pasar frente a un retén militar. Y dando el beneficio al pensamiento de la duda de quién “nada debe, nada teme’’ o quizás son “malhechores’’. Ya no se distinguen uno del otro, no frenaron la marcha.
Pero en la lógica castrense es: “si no se pararon es porque son delincuentes’’. Ese fue el factor de la desgracia.
Hoy el Padre e hijo están muertos. Los demás lesionados.
Y si vieran que calamidad es ser confundido como delincuente que los deudos de la familia dicen que las autoridades les piden 34,000 pesos para entregar los cuerpos. Vaya que de verdad “estamos hartos de las cantaletas contra el Ejército’’.
Para los desmemoriados. Que quede claro, en Nuevo León se acribillo a dos estudiantes de elite del Instituto Tecnológico de Monterrey, se les sembró armas y se les tildo de “delincuentes’’. Lo que no fue.
El 31 de julio pasado, otra familia que iba en otro vehículo fue agredida por militares. Héctor de siete años falleció, Alexis de tres años fue herido. La cuenta de “daños colaterales’’ es tres infantes heridos por balas de quienes defienden La Patria.
Y mejor dejamos el recuento en paz. Sí en efecto, nos empieza a cansar las cantaletas contra el Ejército.
Porque saben que dijo la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en un escueto comunicado: “lamentamos’’ y busquen más. Pero más tarde, el flamante vocero de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, nombrado por el Ejecutivo, se sumó a los lamentos. México es el país de los lamentos, pero de la sociedad mexicana de las “mentadas’’.

CONTRADICCION DE TESIS

Pues resulta que el caso de los 72 centro y sudamericanos acribillados en una ranchería de San Fernando, Tamaulipas, todavía sigue con cuerda. Aunque el Presidente ¡Sí volvió a hablar! Expuso que varios sicarios de " Los Zetas "fueron muertos en enfrentamientos y eran parte de la célula de esos criminales.
¿Cómo lo sabe? Sí el señor Felipe Calderón siempre que habla riega el tepache o es desmentido por la oficina de Los Pinos. Pero vamos a lo de la cuerda.
Resulta que la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) se enfrentó a un grupo de sicarios en un sitio ubicado a 22 kilómetros del sangriento inmueble donde fueron encontrados los cuerpos de 72 personas, gracias a un sobreviviente ecuatoriano.
Ahí tras la refriega detuvieron a Víctor Alfonso Rosendez Zertuche “El Vico’’, Edgar Sesma Vega “El Tigre’’, José Gustavo blanco Padilla “El Pizarrón’’ y Juan Manuel Cano Hernández “La Bella’’.
En el sitio se encontró además de vehículos, armas, cartuchos, granadas a tres supuestos secuestrados y una fosa donde había dos cuerpos sin vida.
Toca a la Procuraduría General de la República (PGR) determinar sí los detenidos tienen vínculos con los ejecutores de la masacre de San Fernando. Ahora esperar.

Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com

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