¿Cómo negar que vayamos como el cangrejo?

En transparencia, corrupción, inseguridad y democracia o prosperidad no damos una. Ojalá el presidente Felipe Calderón y el “Salón de la Justicia’’ junto con su gabinetazo, no arremetan que ahora son los de afuera que hablan mal de México, si como aquí estuviéramos en un “lecho de rosas’’.
Vamos primero por un pequeño botón. La Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) que está repleta de “inteligentes’’ según su jefe Genaro García Luna, emitió el boletín 609 donde expone, capturó a tres connacionales en el aeropuerto de la Ciudad de México procedentes de Lima, Perú, con capsulas de cocaína en el estómago.
Juan Carlos Reyes Sánchez, Eder Martín Hernández Villaseñor y Kenneth Jair Hernández Villaseñor, traían en el abdomen 47 cápsulas con un peso escandaloso entre los tres de 600 gramos del alcaloide. Eso no es criticable, lo que sí es la fecha. Fueron detenidos el 18 de octubre y ellos lo dan a conocer el 26 de octubre.
Para cualquier neófito en derecho, eso ya es una violación de garantías. Sólo pueden retenerse 48 horas y máximo 72, pero esto último a petición del Ministerio Público Federal, dado que el caso es transporte de narcóticos.
Hasta ahí todo bien. Resulta que PGR en el comunicado BPDF/SZC/266/10 del 22 de octubre informó que la SSPF los puso a su disposición. Son los mismos “burreros’’, pero la institución revelo la integración de la averiguación PGR/DDF/SZC//AICM/4078/2010-10 y reporto que fueron ingresados al reclusorio preventivo Varonil Norte para ser procesados.
¿Cómo se le hace ver al mundo esto, no solo a mexicas, que no hay relación de tiempo y lugar? O más aún ¿qué fue primero el huevo o la gallina? Pues así están las cosas desde la mirada introspectiva de los mexicanos.
Hubo en este caso ¿transparencia, democracia o corrupción? Sería para interpretar. En esos estándares es en los que se maneja nuestro país. Valoraciones que no juicios los cuales son descalificados por el Presidente e integrantes de su gabinete.
Pero hay otra chula pincelada. Su secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, repitió algo que todo analista o estudioso de la inseguridad sabe. Que hay en México 400 municipios sin policía.
¿No sabe él cuando es el responsable de lo que ocurre en el interior? Se le fue el dato. Ya son 401. Los 14 policías del municipio de Los Ramones, Nuevo León, ubicado a 60 kilómetros de Monterrey, que defendían la seguridad de 6,000 habitantes y a quienes hace tres días les había inaugurado un flamante nuevo edificio renunciaron.
¿Por qué? La razón es que una bola de facinerosos al ritmo de metralla y estruendos de granadas de fragmentación, les destruyeron su inmueble. Y como nadie les “otorga’’ garantías, mejor pusieron pies en polvorosa. Así que son 401 municipios.
Quién reclama que todos aquellos que sólo ven lo malo, están haciendo daño a nuestro país. Quién habla mal de México, ha dicho: “no lo veo’’. Búsquenlo por favor.
Esperemos que vea lo que llegó de afuera.

CONTRADICCIÓN DE TESIS

Somos tan malos que ya ni la Guadalupana nos voltea a ver. Resulta en el Índice de Percepción de la Corrupción 2010 (CPI) de Transparencia Internacional (TI), informó que entre 178 países auscultados, ocupamos el 98 con una calificación de 3.1, la peor de los últimos 10 años, luego de la alternancia democrática, como dicen los estudiosos. Ni siquiera alcanzamos el “panzazo’’.
Otra. Que en el aspecto de corrupción ocupamos el número 89 de igual número de países y con calificación de 3.5.
Y para no joder más, en el desarrollo democrático que realiza el organismo “Polilat’’ y dado a conocer en México por la Fundación Kontrad Adenauer, nos bajaron gacho, Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Perú y Argentina están mejor que nosotros. Nos ubicaron en la séptima posición, pero quién sabe entre cuántos.
Pues así está el panorama. Ya ni hablar de medición de la “prosperidad’’ verdad porque ¿Cuál? Mejor nos vemos luego.


Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com