lunes, 24 de mayo de 2010

El Ejército va por su honor… caerán más capos

Joaquín El Chapo Guzmán, capo del Cártel del Pacífico, era para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a inició del sexenio de Felipe Calderón un objetivo tactico. Hoy es blanco militar, con lo que el general-secretario Guillermo Galván Galván tapará bocas en México y Estados Unidos.
Dolidos porque el objetivo de combate al cártel de los Beltrán Leyva quedó en manos de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) en Morelos y Nuevo León, por las sospechas estadounidenses de que la tropa, mandos y algunas ordenanzas están cansados y otros cooptados por la “minoría” de delincuentes, como los calificó el Presidente, van en algo que tienen sus medallas: el honor.
Los hechos de Huixquilucan, estado de México del pasado miércoles, revitalizó la lucha de los que visten verde olivo y el mensaje fue claro: estamos trabajando.
Toda evidencia, rasgo o dicho en Internet, medios de comunicación, detenidos, denuncia anónima o soplones, son procesados meticulosamente como “algo” que puede llevar a ese éxito, que sería la coronación de la Sedena ante la serie de vituperios sociales, comisiones de derechos humanos y analistas lanzados para cuestionar su participación en la guerra contra las drogas.
Queda poco menos de tres años y algunos jerarcas del Ejército comentaron que esperan cumplir el objetivo porque no es un sueño, sino una realidad. Ya sea El Chapo, Ismael El Mayo Zambada o Juan José Esparragoza Moreno El Azul, pero uno de esos caerá próximamente.
La proyección no es un anhelo de “Walter Mercado”, “Madame Zazu” u otros charlatanes de cómo irá el futuro. Desde diciembre de 2006 la Sedena contaba con elementos de inteligencia, pero asumir su trabajo castrense no presumió como la SSPF, la cual es natural publicitar capturas, incluso sin sentencias.
Las redes de inteligencia que operaron para la Semar en el acoso y muerte de Arturo Beltrán Leyva El Barbas o El Jefe de Jefes en diciembre de 2009 en Morelos, y que dejó fuera a la Sedena, detonó una serie de lecturas y ahora es acicate de los “verdes” para ir a donde sea por El Chapo, Nacho Coronel o El Mayo o Zambada.
De acuerdo con informes de inteligencia militar, ya se encontró la escalera, sólo se están tendiendo las redes para llegar al pináculo de los jefes del narcotráfico mexicanos. Y dejar el resto a la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), preparada para atrapar secuestradores.
Dependencia de Genaro García Luna, que si se ha colgado logros, es innegable, pero tampoco definitorios, porque ya generó suspicacias jurídico-sociales en el caso del secuestro y muerte de Fernando Martí.

Contradicción de Tesis

México existe, existirá y permanecerá. Los gobernantes, humanos de generación o reporteros se irán, pero las Instituciones por el bien de la nación Azteca rogamos que prevalezcan, aun cuando tengan que ser limpiadas y barridas cada ciclo delincuencial.
No se quiere más otra Ciudad Juárez (Chihuahua), Tijuana (Baja California), Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas, Sonora, Morelos o Estado de México, entre otros, sino recuperar lo que ha sido arrebatado a la población, ser ella: un individuo, una pareja, una familia o una tradición de bien, sin pedir algo más, sólo que las autoridades hagan su trabajo.
Para no incurrir en el soneto de “son irresponsables” nada más, al asumir que puede ser un problema lejano o “la violencia está allá”. Nunca pensaron (mos) que llegaría tan cerca, primero el delito del fuero común y ahora el crimen organizado a los alrededores. Y qué pasa. Ya está a tiro de piedra.
Ahora sólo queda decir: “hermanos, estamos igual”. Eso ojalá no les pase, pero ya sentimos pasos en la azotea.
¿Inviten a donde ir vivir? ¡Por favor!

Por Rubén Torres
rtorres@eleconomista.com.mx

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