lunes, 24 de mayo de 2010

¡Nunca más!


Debería ser la frase, en lugar de entregar un documento “confidencial” a Senadores de la República donde el Estado aceptó que en la lucha contra el narcotráfico y crimen organizado de diciembre de 2006 a marzo de 2010, ha dejado en nuestro país 22 mil 700 muertos.
La mayoría por narcoejecuciones, enfrentamientos y “daños colaterales”, guarismos que de acuerdo con la contabilidad de algunos medios de comunicación, no cuadran, porque se elevarían por lo menos en mil más.
En 2000, el conteo de muertos no era deporte de los medios, sino una actividad personal de reporteros, esos que siempre pensaron que no era una “minoría” quiénes los cometían.
Ahí empezó la defensa del Estado a cuestionar los conteos que varios de esos reporteros planteaban con las estadísticas estatales; aún cuando no hubiera transparencia, por lo menos había medios de comunicación, sobre todo del interior del país, que daban a conocer los muertos.
Luego apareció en el imaginario mexicano un instituto de nombre ICESI, Instituto Ciudadano de Estadísticas sobre la Inseguridad, que se convirtió en algo molesto, sobre todo antes y después de las reuniones de Palacio Nacional, donde fue cuestionado no sólo por el PAN, sino por el PRI, PRD, PT y los demás.
De ahí salió una propuesta de algunos gobernantes de “X” estado y colores para que la fuente confiable fuera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Así quedó. Sólo fue otra propuesta más, no facultada.
Ante esto, debemos creer en los datos del Estado o los medios de comunicación, que por mucho, usando la “lógica matemática”, que existe con metodología científica, numerología y otras cosas que enseñan las escuelas de periodismo, es que se encuentra un resultado.
Mejor vamos a lo que los Senadores “recibieron”, que de igual fue a los que están de Diputados. Analizan, ven, verifican, pero al final se quedan con lo que les dieron.
¡Claro que no se les puede pedir más!
Ellos son y ya. Lo más relevante es que ya manejan un reporte “oficial” que se acerca a algo más que su irrealidad. Lo que va, paso a paso, a observar, y no entender qué nos pasa. Para no llegar a preguntar ¿Qué nos paso?
El informe dice que toda la lucha, pese a presiones e informaciones de favoritismo, es igual.
Ese reporte senatorial difundido por los “cuates” o los “iluminados” que trabajan la Cámara de Senadores, es que se atacó por igual.

Contradicción de tesis

De los 121 mil 199 detenidos, 27 por ciento eran de los ex amigos Golfo/Zetas; 24 por ciento Pacífico/Sinaloa; Ciudad Juárez 17 por ciento; Los Beltrán Leyva –que son de Sinaloa ahora los que se oponen en el Cártel del Pacífico Sur- 14 por ciento; y Tijuana, o sea, de los Arellano Félix, el 13 por restante.
¿Y los otros? Así es esto. Lo bien que se pueden rendir cifras oficiales. Lo que ocurrió es que en diciembre de 2006 se registraron 62 ejecuciones y en 2007, 2 mil 837.
Pero para 2008 se llegó a 3 mil 365, que sumados hasta las masacres de hoy se estacionan a 22 mil 743, pero de acuerdo con lo oficial, no los de hoy, mañana y pasado.
Las cifras de los medios, no importan, ese es el mensaje.
Pero hace falta transparencia para que la sociedad vea la realidad, no que la sienta ante las desgracias de familiares, amigos, vecinos y demás. Tendremos qué entender que son costos “colaterales”.

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